Bandera blanca…

Cree esta cuenta para darle salida
a todo aquello que quería gritarle
al mundo,
por las veces que callé
con un nudo en la garganta,
porque pensé que mis miedos
no eran solo míos.
Días como hoy son los que me hicieron
tener el valor de escribir
lo que se me pasa por la cabeza,
sin esperar la aprobación de nadie,
sin señalar a nadie con el dedo.
Mentiría si dijese que no estoy decepcionado con la forma de gestionar
las emociones en estas elecciones.
Que una forma de ver la realidad
busque más diferencias que puntos en común.
Que, como el aficionado a un deporte,
se grite a por ellos,
como una forma de defender la libertad.
Aun así,
sigo con la esperanza de que el mundo, mi mundo.
Ese que veo cada mañana al salir a la calle,
aquellos y aquellas que me rodean en mi día a día,
sigan sin poner etiquetas,
sin diferenciar colores, sexo,
formas de pensar o clase social.
No le tengo miedo a aquellos que piensan distinto, no voy a dar lecciones de historia,
a poner líneas donde no las hay ni a destacar
la falta de humanidad.
Hoy no.
Creo en aquellos que defienden la diversidad
y el progreso social, más que nunca.
Podemos llamar a la tierra territorio
y taparnos los ojos con una bandera
que no nos deje ver la realidad.
Pero creo que es el momento de demostrar
que el camino se hace al andar,
y que no se trata de ideologías
o formas de pensar.
Se trata de una forma de ser
donde nuestras acciones
sean el reflejo de lo que será,
pase lo que pase no nos podemos rendir
ni perder la esperanza.
Demos ejemplo,
y aunque nos duela lo que vemos
o escuchamos.
No caigamos en el mismo error.
Una bandera blanca
no es sinónimo de rendición, es unidad.
Valientes,
aquellos que pese a todo,
siguen luchando por la igualdad.