Te veo agarrada a él y con una sonrisa,
mientras yo sigo siendo el mismo
fracasado de siempre.
Un borracho con poco que perder.
Me miras de reojo y con cara de asco,
finges que estás agusto y no discutiendo con él.
Mientras ríe con los amigos y pasa de ti.
Cerca de aquel grupo de fantasmas,
vestidos con ropa de marca
y botellas de moet.
Sigo yo con los bolsillos vacíos
y una copa de wiski,
brindando por ti.
Al fin y al cabo aquel momento
era la verdad que siempre intuí.
Yo era más ambicioso,
me conformaba con poco,
una botella de vino barato
y verte reír.
Sin embargo
tú necesitabas menos,
solo unas cuantas fotos de fiesta,
presumiendo de lo bien que te va la vida,
fingiendo ser feliz.